sábado, 20 de noviembre de 2010

Cosas incomprensibles de la vida

Para llegar a ser alguien triunfador e importante en esta vida, es necesario tener un poco de maldad, picardía, maña, ocultismo y sobre todo no parecer que posees ninguna de las cualidades anteriores. Yo me pregunto... ¿Por qué? ¿No es triste que para triunfar sea necesaria la maldad? Por mucho que no sea en grandes dosis, la maldad no es excusable. El camino para conseguir algo no puede ser la maldad, ni mucho menos el fingir que eres una persona distinta a la que eres de verdad. ¡Lo peor de todo es que, realmente, ese tipo de persona triunfa! O no habéis conocido mil veces a la típica persona que va de calladita, "mosquita muerta", que se ríe por lo bajito, que no opina sobre nada, o simplemente que tiene cara de buena y punto. Que en cuanto te das la vuelta está besando a tu novio/a, está contándole a todo el mundo tus peores defectos o errores cometidos, que está haciéndole la pelota al jefe y semanas después está ocupando tu puesto de trabajo, que se está inventando lo más insospechable sobre ti... Pero al final vence, siempre vence. Ellos llegan lejos en su carrera profesional y en su vida sentimental. Mientras, tú te has dedicado a ser una persona clara, transparente, que se deja conocer, que muestra al mundo su forma de ser y actúa consecuentemente. Asumiendo sus errores y tratando de aprender de ellos. Pero ahi radica el problema, de todo eso se aprovecha "ese tipo de persona". De tu sinceridad y tu claridad. Es cierto que alguna vez la gente abre los ojos y se da cuenta de que lo que tiene delante de sus narices no es una persona, es un ente lleno de retorcimientos. En cuyo caso, la sinceridad sale ganando. Pero por desgracia la vida no es como una película americana, en la que la bondad siempre vence. La vida es como una película española, en la que el "bueno" suele morir o terminar por transformarse en "malo". En fin, que injusta es la vida...

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