domingo, 27 de febrero de 2011

Hogar, dulce hogar

Desde pequeña he tenido bastante claro cómo querría que fuera la casa de mis sueños. Con el tiempo, han ido cambiando mis preferencias con respecto a los lugares en los que me gustaría vivir, pero la idea genérica de "casa" sigue siendo la misma.Siempre construcciones y decoración clásica, en las que predominan los colo
res claros (blancos y crudos en especial), con grandes cocinas y espacios muy luminosos, amplios y, sobre todo, acogedores.
Un ático en pleno corazón de París o un chalet en el Viso (zona residencial de Madrid) son mis dos elecciones favoritas. Como segunda casa, me decantaría por una enorme propiedad en medio de la montaña. No sabría decir exactamente dónde, así que me dejaría aconsejar por la persona con la que compartiera mi vida.
He hecho tres collages. En cada uno os muestro fotos que he ido recopilando, las cuales os guiarán y os harán tener una idea de lo que es para mi el concepto de hogar.
Ya sabéis, una imagen (o varias) valen más que mil palabras.
UN ÁTICO EN UNA CALLE ANCHA Y CÉNTRICA DE
PARÍS
UN CHALET APARENTEMENTE ANTIGUO EN EL
VISO DE MADRID
UNA CASA EN LA MONTAÑA
Espero que os haya gustado o inspirado.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Sobre la fugacidad de la vida

Una vez más escribo sobre el tema que siempre ronda mi cabeza: El paso del tiempo. Los funerales, en realidad, son simples actos sociales, en los que se reunen los familiares y amigos cercanos y los más lejanos. Siempre está la típica persona que nadie conoce, el pesado que está en todos los eventos, las personas que esperabas ver y las que no. Hoy he visto a varias personas que me han alegrado el día y me han recordado a mi infancia. Dos de ellas, en especial, me han hecho recordar momentos nostálgicos y revivirlos como en un flashback. Los besos a Maribel, los juegos en el recreo, sentirme realizada por que mi profe de inglés fuera una amiga de mi madre, correr a toda prisa al ver a Lau y cuando lo tengo cerca acariciarlo y creer que es enorme, el mítico "Matildita", las bolsas de papel con flores pintadas en negro y violeta llenas de gominolas, los lazos en la cabeza... Inconscientemente he relacionado a ambas mujeres con mi abuela Matilde, a quien tengo en un pedestal desde que tengo uso de razón, a pesar de que ya no esté con nosotros. Al verlas he sentido una vez más la fugacidad de la vida. Parece que fue ayer cuando la T.M. sacaba a pasear a Lau y cuando me cruzaba a M.M. por los pasillos y me abalanzaba sobre ella. Ver cómo van envejeciendo las personas que te rodean es duro y difícil. Pero, al fin y al cabo, es ley de vida.

sábado, 5 de febrero de 2011

Un recuerdo para toda la vida

El clásico viaje del paso del ecuador ha tenido una mezcla de exhibicionismo, caos, cabreos, dolor, atrevimiento y risas.
Hemos pasado constantemente de broncas, desorganización, heridas, robos, quemaduras de sol, denuncias y llantos, a ahogarnos de la risa, organizarnos, saltar al vacío "50 metros de altura", hacer parapente, borracheras en la piscina, fiestas en barcos, snorkel, cenas en lugares originales, desayunos mejicanos y bailar al son de Danza Kuduro.
Ha sido una experiencia que guardaremos siempre en la memoria. Cada paisaje, cada sonrisa, cada mirada de complicidad, cada lágrima y sobre todo el efecto piña (que tanto me gusta) que hemos experimentado esa semana.
Os dejo fotos de "ellos", a los que siempre recordaré a pesar de todo.