sábado, 5 de febrero de 2011

Un recuerdo para toda la vida

El clásico viaje del paso del ecuador ha tenido una mezcla de exhibicionismo, caos, cabreos, dolor, atrevimiento y risas.
Hemos pasado constantemente de broncas, desorganización, heridas, robos, quemaduras de sol, denuncias y llantos, a ahogarnos de la risa, organizarnos, saltar al vacío "50 metros de altura", hacer parapente, borracheras en la piscina, fiestas en barcos, snorkel, cenas en lugares originales, desayunos mejicanos y bailar al son de Danza Kuduro.
Ha sido una experiencia que guardaremos siempre en la memoria. Cada paisaje, cada sonrisa, cada mirada de complicidad, cada lágrima y sobre todo el efecto piña (que tanto me gusta) que hemos experimentado esa semana.
Os dejo fotos de "ellos", a los que siempre recordaré a pesar de todo.

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