Menos mal que aún me queda Marbella, que si no me muero en este mismo instante.
La primera quincena de agosto ha pasado; Denia y Mallorca ya quedan atrás.
Ahora mismo estoy en Madrid, más sola que la una, y mi ligero moreno se va a desvanecer con los días.
Denia ha estado bien a secas, nada del otro mundo. Alquilamos un ático dúplex con unas vistas maravillosas y, como siempre en Denia, en primerísima línea de playa. Mi habitación estaba en la planta superior y tenía una preciosa terraza desde la cual divisaba todo e horizonte.
Mis días ahi han sido tranquilos, excepto uno que decidimos ir a pasar la tarde, noche y mañana en Altea con mi amiga Sofia. Digo decidimos porque fui con mis amigos de verano de Playa Surf: Maite (mi amiga de Bilbao) y Antonio (de Madrid).
Por la tarde salimos en barco y montamos en moto de agua, luego nos arreglamos, cenamos y pasamos toda la noche en las fiestas de Altea y en la Rave. Volvimos a casa a las nueve y pico de la mañana y nos fuimos de cabeza a la cama.
Mallorca, en cambio, no me ha decepcionado en absoluto. Mis expectativas sobre el viaje eran muy altas, pero aún asi, la realidad las ha sobrepasado. Hemos salido en barco casi todos los días, hemos salido de fiesta hasta el amanecer he conocido a italianos mafiosos, a Ed-mundo en pequeño, a Chuck Bass, a gnte que hacía años que no veía, y hasta hemos ido a una fiesta de disfraces vestidas de muro. Bea y Mar siempre me hacen pasar un buen rato, sentirme bien conmigo misma y con ellas, nunca tenemos problemas, no discutimos, no nos criticamos a las espaldas, ¡NADA! Somos como somos y punto. ¡Las quiero tanto que ni se lo imaginan! El año que viene espero repetir y quedarme más tiempo, porque a todos nos ha sabido a poco.
Y del Trio Calavera a las Cuatro fantásticas (Qué ganas de verlas). Espero que Marbella no me decepcione, porque Mallorca ha dejado el listón muuuuuy alto.
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