lunes, 7 de mayo de 2012

El poder de los pequeños detalles

Ya estoy de nuevo en Francia. Esto es una locura, voy y vengo a todas horas, y aún me faltan (como mínimo) cuatro trayectos más.

Siempre que vuelvo de Madrid escribo sobre el cariño, la alegría, la emoción, lo cómoda que me siento allí al estar rodeada de esas personas tan especiales... Sin embargo, esta vez vuelvo con un sabor de boca un poco más amargo. Me he dado cuenta de que nos hacemos mayores (muy a mi pesar), de que cada vez está más cerca el final de mis estudios y el comienzo de la vida laboral, de que he perdido a una amiga, de que las obligaciones están a la vuelta de la esquina, de que la familia empieza a pasar a un segundo plano, de que he hecho llorar a la persona que más quiero... Me da la sensación de haber sacado lo peor de mi con quien sólo siento el corazón a mil por hora cuando estamos juntos. La clave para poder mantener un equilibrio en todo esto, de conseguir que se mantenga como siempre, está en el cariño y los detalles. Cada vez soy menos detallista y me esmero menos en tener la mejor cara con la gente a la que quiero, y no me gusta en absoluto. Esto no va a seguir así.

Es el primer año de mi vida que no le regalo absolutamente nada a mi madre el primer domingo de Mayo (día de la madre en España) A muchos os parecerá una tontería celebrar estas cosas, o pensaréis que es "el día de El Corte Inglés" pero, en realidad, es una forma de demostrarle cariño a tu madre y de decirle lo importante que es para ti. Porque, decidme, ¿Cuántas veces le dais las gracias a vuestra madre por haceros la comida, o cocinar vuestro plato favorito, o esperaros despierta por las noches, o encontraros un regalito encima de la cama porque ha ido a hacer un recado y al pasar por vuestra tienda preferida se  ha acordado de vosotros y os ha comprado algo? Pocas, muy pocas. Por eso existe este día, para poder demostrarle a tu madre lo agradecido que le estás por todo lo que ha hecho a lo largo de tu vida, y que pocas veces le agradeces.
Esto mismo ocurre con el día del padre, San Valentín, o la celebración de tu santo. (He de añadir que yo no soy partidaria de celebrar el día de los enamorados, creo que todos los días que compartas con esa persona tan especial tienen que ser motivo de celebración)
No consiste en regalar algo, en gastarte 1000 euros en el regalo de su vida. Es, simplemente, un abrazo y un dibujo. Porque ¿Qué ha sido de aquellos dibujos que significaban el regalo más perfecto del mundo para un padre? El otro día comprendí (a un nivel inferior) la alegría de ser padre y recibir un dibujo, pero con 21 años. Mi ahijado, al cual veo cada mucho tiempo por estar viviendo en Francia, me trajo a una comida un dibujo que había hecho en casa para mi. Tras la genial explicación de aquello plasmado en el papel, pude leer en la parte inferior: "Mayma te quiero mucho" (con mi nombre perfectamente escrito, cosa que pocas personas hacen y que, no se por qué, valoro muchísimo). En ese momento, se me puso la piel de gallina, y me emocioné. ¿Por qué recibir un dibujo es un placer que sólo los niños nos pueden dar? Yo he dado dibujos a algunos amigos a lo largo de estos años de carrera, a pesar de no ser precisamente una artista, y también me los han pedido. No entiendo por qué la gente no los encuentra el regalo más personal y entrañable...

Volviendo al tema, no sé si por casualidad o por aquello a lo que la gente llama "destino", me he topado con las siguientes palabras leyendo algunos de los blogs a los que sigo: "Porque cariño es alzarse, es la energía positiva, son las ganas; es el esmero, es tratar algo o alguien como si fuera lo más valioso. Cariño es darlo todo en algo a lo que le has puesto la etiqueta de importante."
Esta chica se cae de la razón que tiene. En mi vida, tengo muy claro quienes llevan la etiqueta de "importante", e intento tratarles a todos con el mayor cariño posible. Hay momentos en los que los nervios pueden con nosotros y perdemos el control de nuestras palabras. Desgraciadamente, yo soy una de esas personas. Una de esas que dicen lo que les molesta a gritos, sueltan todo lo que piensan, y a los quince minutos se están arrepintiendo. Es uno de mis mayores defectos, pero he prometido corregirlo.
Da la casualidad de que este comportamiento suele salir con aquellas personas con la etiqueta de "importante", porque es gente con la que tienes confianza y sabes que te quieren tal y como eres. Pero debemos aprender a sacar lo mejor de nosotros precisamente con ellos, porque no se lo merecen. Si no tratas de esmerarte con ellos y darles todo tu amor, ¿Con quién lo vas a hacer?

Es que la vida está hecha de pequeños detalles, son la alegría del día a día. Cuando un día se acaba, te metes en la cama y haces un recuento de todo lo ocurrido a lo largo de las 15 horas que has estado despierto. Por desgracia, lo primero en venirte a la cabeza siempre es lo malo (o lo menos bueno, digamos, siendo positivos) Sin embargo, si un día ha estado colmado de pequeños detalles, hacen que se cree un "todo" más feliz y armónico. Con los pequeños detalles, un mal día puede terminar siendo la mejor experiencia de tu vida y una gran lección. La lección de que tú, y sólo tú, con un simple gesto, eres capaz de cambiarle el día a alguien y de cambiar una mala cara por una gran sonrisa.

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