domingo, 22 de mayo de 2011

Noche

La noche... Te tortura, te enloquece, te ata y aprieta tan fuerte que te deja sin respiración. Entonces, cuando quieres darte cuenta, te ves envuelto en un mar oscuro, o más bien negro, negro azabache... No puedes escapar, tu cabeza se alborota, las ideas se aglutinan y comienzan a destrozarte por dentro. Te maltratan, te hacen sufrir, te hacen creer que ves las cosas con claridad, cuando lo que en realidad hace es nublarlas. Exacto, una espesa niebla se posiciona sobre todo aquello que conoces, haciendo que hasta tú mismo dudes de tu realidad. Que la historia en la que creías se halle en un banco de nubes bajas y comiences a verla desde otra perspectiva, que se difumine...
La cama se transforma en un hoyo, un profundo agujero del que no podrás salir hasta el amanecer. Pero tú no eres consciente, crees que esa es la verdad, tu verdad; no eres capaz de ver más allá de las cuatro paredes que te rodean y enajenan.
Pero, de repente, entra un rayo de sol por la pequeña rendija de la persiana que te dejaste abierta, y todo comienza a diluirse. Poco a poco, ese negro se transforma en gris, y éste en un tono practicamente blanco.
Todo ha desaparecido... La locura se ha apoderado una noche más de ti y de tus pensamientos.
Solo esperas que esos pensamientos no pasaran a acciones, y, si así fuera, lo único que puedes hacer es esperar y sufrir las consecuencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario