Respira, profundamente. Deja que el aire llegue a tus pulmones y después expúlsalo lentamente. Contén el llanto. Nada de todo esto merece que derrames una sola lágrima. La vida siempre va a ponerte en el brete. Todo este paripé llamado vida consiste en tomar decisiones e ir creando, de este modo, un camino. A veces aparece un camino nuevo. No es el imaginado, no es la senda que llevabas tiempo creando, pero es una que parece mejor, más segura. Es un nuevo sendero al final del cual sabes que hay felicidad, alegría, luz, amor, detalles... Es un camino más fácil y cómodo también; nada tiene que ver con el primero, para el que tuviste que hacerte con un sable con el cual ir abriéndote camino entre la selva frondosa. Aquí no, aquí te lo dan todo hecho, está asfaltado y no queda ni una rama sin podar, no es necesario luchar por ello.
Dudas, sentimientos aferrados, sentimientos que afloran, nudos en el estómago, recuerdos, miradas, sonrisas, copas, llamadas telefónicas, culpabilidad, nervios, gana y desgana.
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