martes, 27 de julio de 2010

Caótica Mayma

A cinco días de despedirme de Madrid durante un soleado mesecito, mi vida es un desatre. Un caos total y absoluto.
Como suspendí CIA, a mis padres se les ocurrió el maravilloso castigo de sacarme de la Universidad en la que estudio y meterme en otra. Por lo tanto llevo todo el maldito mes de un lado para otro, haciendo fotocopias y pidiendo certificados sin parar, rellenando miles de formularios, haciendo pruebas de acceso y entrevistas... Vamos, todos los requisitos necesarios para hacer el translado. Pero, ¿Sabéis lo mejor de todo? Que aún no sabemos nada, incluso es probable que ¡Ni si quiera me cambie! Sí, sí, totalmente surrealista.
Con todo este lio, me separé un poco de las cuatro fantásticas, cosa que se resolvió rapidamente en cuanto fuimos juntas a Altea. Ahora solo quedo yo en Madrid, las otras tres se han ido ya de vacaciones (Berta de crucero, Ana a Marbella y Sofi a Altea). Bea (mi mejor amiga del cole, de la que os he hablado varias veces) ha estado dos semanas en Londres. Por lo tanto, no he podido desahogarme con ella hasta que, a su llegada, la he bombardeado con todo lo que se había perdido, y como siempre, se ha partido de la risa con mis historias. He vuelto a hablar con gente con la que había perdido el contacto desde hace unos meses. Los chicos están locos y más salidos que el pico de una mesa. Cómo se nota que "cuando llega el calor los chicos se enamoran". ¿Un ejemplo? Uno de los que me hicieron la entrevista para el acceso a "X" Universidad (Digo "X" porque no creo que sea pertinente decir cual de ellas) empezó a tirarme los tejos, a pedirme el móvil y a invitarme a salir con él. Es más, no me entrevistó ni me contó nada sobre la Universidad, más que dónde veraneaba, qué coche tenía, por dónde salía y con quién. Cada vez tengo más peligro cuando bebo. Me da por sincerarme con la gente y por aclarar las cosas del pasado, así que he vuelto a abrir heridas que ya daba por cerradas y curadas. Estoy terriblemente enganchada a Gossip Girl. El qué dirán y el clasicismo y clasismo de mis padres me superan. Aunque vivo con ello y en parte, por mucho que me duela, comparto algunas cosas. Eso no quita que se pasan un poco. Esta tarde he quedado con un amigo al que prometí visitar hace mucho y no lo hice hasta ahora. De hecho, tengo un tema clave del que hablar con él. Así que he elegido el momento más oportuno para vernos. Los ingleses que conocimos en Altea no nos dejan en paz. Nos escriben y llaman todos los días perjurando que vendrán a Madrid en Septiembre y siendo lo más cheesy que se puede ser. La verdad es que comienzan a ser un poco cargantes.
De verdad, ¡Qué ganas tengo de irme a la playa! De zanjar ya lo de las Universidades y de dejar en Madrid todo lo demás.
PD/Me compré, al fin, un vestido muy parecido a la camiseta de la que me enamoré. Aquella de la que hablé en una entrada de Junio que tenía la espalda llena de lazos que dejaban la espalda medio al descubierto. No es exactamente igual, pero me apasiona igualmente.

1 comentario:

  1. Divertidísima esta entrada...qué buena la descripción de caos con las universidades...

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