La cama se transforma en un hoyo, un profundo agujero del que no podrás salir hasta el amanecer. Pero tú no eres consciente, crees que esa es la verdad, tu verdad; no eres capaz de ver más allá de las cuatro paredes que te rodean y enajenan.
Pero, de repente, entra un rayo de sol por la pequeña rendija de la persiana que te dejaste abierta, y todo comienza a diluirse. Poco a poco, ese negro se transforma en gris, y éste en un tono practicamente blanco.
Todo ha desaparecido... La locura se ha apoderado una noche más de ti y de tus pensamientos.
Solo esperas que esos pensamientos no pasaran a acciones, y, si así fuera, lo único que puedes hacer es esperar y sufrir las consecuencias.
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