Preveo un otoño de lo más agitado, pero a su vez sosegado. ¿Proyecciones para este curso 2010-2011? No me atrevería a contestar con exactitud, pero creo que estabilidad, mucha estabilidad.
Cuando caigan las hojas, cumpla los veinte, los shorts y vestidos veraniegos estén enterrados y las calles se tiñan de tonos marrones y anaranjados, definitivamente, sabré qué dirección va a tomar el año 2011.
Mientras tanto, esperaré sentada en las clases de la universidad, en los sofás de las discotecas, en Cibeles, en los coches ajenos y en las camas de mis amigos, la intervención del destino.
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